16 feb 2011

HEREDEROS - Agrupación Kirchnerista

Un poco de militancia K

Hablando con gente que uno se va cruzando, ya no me quedan dudas de que cuando pasó lo de Néstor la mayoría se dio cuenta de que estaba frente a un hecho histórico de gran dimensión. Lamentablemente hubo que sufrir la pérdida de semejante actor político para que muchos pudieran ver la magnitud de su figura y su obra.
Por suerte, a muchos nos sirvió también para darnos cuenta de la importancia de las batallas que se están librando, y de la necesidad de comprometerse a fondo para consolidar los logros de una gestión que está construyendo un país mejor para todos.
Con un grupo de compañeros de La Plata, allá por noviembre, empezamos a juntarnos por diferentes motivos. En principio, porque la sensación de orfandad era fuerte y eso al mismo tiempo provocaba un sentimiento de confraternidad con mucha gente. Y a su vez, porque la convicción profunda de no poder dejar que se cayera nada de lo conseguido, la necesidad de apuntalar las conquistas de este tiempo maravilloso, nos impulsaba a arremangarnos y poner el cuerpo, para transformar la adhesión ideológica, el acompañamiento discursivo, en acciones concretas que nos ayuden a consolidar el proyecto.
Así nació HEREDEROS.




HEREDEROS
Agrupación Kirchnerista
13-11-2010
Nuestro país –y la mayoría de los países de la región- vive circunstancias históricas excepcionales. Casi como nunca antes, desde los tiempos de la gesta independentista, la mirada está puesta sobre nosotros mismos y, como pocas veces también, las evidencias de estar construyendo algo nuevo son tan palpables.
En Argentina el proceso comenzó en 2003 con la llegada de Néstor Kirchner a la Presidencia de la Nación. La revalorización de la política como la herramienta más apropiada para transformar la realidad fue una de las claves. La defensa de las convicciones personales fue otra.
El compromiso, la participación, la alegría de involucrarse en un proyecto, la recuperación de la autoestima, la solidaridad están constituyéndose en marcas de una época.
La generación de nuestros padres fue perseguida y duramente diezmada por la dictadura más sangrienta que conoció nuestro país. Una dictadura genocida que se aseguró de lastimar el tejido social no sólo cortando los lazos, sino aniquilando a quienes constituían los nudos de ese entramado. Dirigentes sociales de todo tipo, militantes de base, sindicalistas, trabajadores sociales, abogados, artistas, intelectuales, fueron muertos, desparecidos, obligados al exilio exterior o interior.
La ausencia de esa masa formidable de actores políticos, el miedo, el desánimo, la atomización social sentaron las bases para que la avanzada neoliberal destruyera en los ‘90s la economía del país, el sistema productivo, el aparato estatal, las conquistas sociales y laborales que se habían conseguido con décadas de lucha.
La eclosión social ocurrida en 2001 fue la resultante de más de 25 años de frustraciones a lo largo de las cuales el pueblo padeció persecución y muerte, desamparo, destrucción del empleo y la riqueza, abusos y sometimientos de todo tipo, que arrojaron a millones de compatriotas a la pobreza y la exclusión, mientras la economía sufría un violento proceso de concentración.
El marco de debilidad institucional tras la salida del gobierno de De la Rúa permitió que se plantearan diferentes formas de participación política que, sin embargo, no perduraron en el tiempo. Las instituciones de la democracia se recompusieron lentamente y el emergente, luego de la transición, fue el gobierno nacional y popular de Néstor Kirchner.
Su irrupción, junto con Cristina, en la política argentina y sudamericana marcó el principio de una era. Políticas de Estado como la anulación de las leyes de impunidad, la renovación de la Corte Suprema de Justicia, el impulso a las causas por violaciones a los derechos humanos, la integración profunda con los países de la región, la conformación de Unión Suramericana de Naciones y el papel protagónico que en ella juega nuestro país, la no represión de las protestas sociales y, sobre todo, la transformación profunda de las estructuras económicas para construir una sociedad más igualitaria son, entre otras cosas, los pilares sobre los que se asienta este proceso.
La transformación también incluyó medidas históricas como la supresión del bochornoso sistema de jubilaciones privadas y la recuperación del sistema solidario de jubilación de reparto, la Asignación Universal por Hijo, la recuperación de las paritarias, el consejo del salario mínimo, la inclusión al sistema previsional de más de 2 millones de ancianos que no tenían cobertura, la actualización automática del haber jubilatorio, la obligatoriedad de prescripción de medicamentos genéricos y el matrimonio igualitario.
La obra pública, la política de desendeudamiento, la política cambiaria, la política energética, el estímulo al crecimiento del mercado interno y a la generación de empleo se inscriben en ese marco.
Como tras el surgimiento del peronismo, la reacción fue proporcional a la profundidad de las transformaciones propuestas. Los sectores más concentrados de la economía, pese a que se favorecieron enormemente con el crecimiento producido en estos años, comenzaron un hostigamiento al gobierno que tuvo sus puntos sobresalientes en el conflicto con las patronales agropecuarias, el abroquelamiento de la oposición en el vergonzante “grupo A”, y la batalla desatada con los medios concentrados por aplicación de la Ley de Servicios Audiovisuales.
La muerte de Néstor Kirchner, lejos de marcar la finalización del ciclo, demostró que el esfuerzo que estos sectores hicieron por demonizarlo no tuvo efecto sobre grandes sectores del pueblo, que perciben claramente cuál es su realidad.
Sin embargo, al mismo tiempo, quedó en evidencia que la imponente fuerza que demostraba la movilización popular requería un gran trabajo de organización para que eso no se dispersara, para que se convirtiera en una herramienta que nos permita avanzar en la profundización del camino que emprendieron Néstor y Cristina.
Es por las razones aquí brevemente enumeradas que nos planteamos la necesidad de asumir la responsabilidad de formarnos  y organizarnos, con la intención de realizar nuestro aporte al proyecto que hoy encabeza la presidenta Cristina Fernández.
En los ‘90s fuimos parte de la juventud que se opuso al embate del neoliberalismo, cada uno desde su lugar, desde los espacios a los pudimos acceder o que pudimos conformar. Fueron tiempos difíciles en los que nos convocó la necesidad de resistir. Hoy, la realidad es distinta: nos convoca la posibilidad de construir.
Con alegría, con esperanza, con la firme convicción de estar en el camino correcto, nos constituimos como grupo,  con voluntad de confluir en expresiones similares, con el compromiso cierto de seguir profundizando la transformación, para construir definitivamente una Patria que merezca ser vivida.
La Plata, 13 de noviembre de 2010. 

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